Salud:
“Si se mantiene la desigualdad habrá una gran cantidad de gente que morirá”
Hugo
Spinelli, Doctor en Salud Colectiva, en entrevista con Viento Sur habló de la
situación actual del campo de la salud en el país y sus perspectivas. Afirmó
que la salud “va más allá de lo médico” y sobre la necesidad urgente de rediscutirla
para alejarse de un sistema de exclusión.
La inversión en salud en Argentina
representa poco más del 10 % del PBI. Sin embargo, según el informe realizado
en 2011 por la PNUD Argentina,
la OPS y la
oficina de la CEPAL
en Buenos Aires aproximadamente el 30 % de la población no cuenta con obra
social o algún seguro de salud, por lo tanto depende del sistema público. Además,
con la descentralización de la salud prevista en la reforma de la Constitución en 1994
se tendieron a agravar las inequidades, especialmente hacia el interior del
país.
Hugo Spinelli, Director del Departamento de
Salud Comunitaria, afirma que la salud va “más allá de lo médico” y explica el
estado en el que se encuentra en Argentina; además de expresar su preocupación por
avanzar en una discusión para terminar con las desigualdades.
¿A
qué se refiere cuando afirma que el campo de la salud va más allá del sistema
público, el privado y las obras sociales?
-Hay un error conceptual de asociar la
salud con los sistemas prestadores de servicios. La salud de las personas no
tiene que ver con la medicina, tiene que ver con que las personas tengan
trabajo, la calidad de su alimentación, el aire que respira, la vivienda, la educación,
los recursos básicos, el uso de su tiempo libre entre otras cosas.
Pero
estas cuestiones no dependen de los profesionales de la salud
-Así es, no dependen. A lo sumo los
profesionales de la salud tenemos que ver en la atención o cura de ciertas enfermedades.
Pero hay que tener cuidado porque acá hay un contrasentido: le llamamos salud a
la enfermedad y en realidad lo que nosotros trabajamos es sobre la enfermedad.
¿Cómo
sería eso de definir la salud a partir de la enfermedad?
-Hay errores conceptuales con esto, porque
se cree que estar sano es ir al médico y eso no es así. Estar sano es tener una
vida feliz, tener trabajo, tener una vida afectiva que satisfaga a la persona.
Hay una asociación de la salud con la medicina o con otros campos de las ciencias
de la salud que es falso. Todo eso es el campo de la enfermedad. Al tema hay
que problematizarlo. La salud es un campo muy complejo, con actores que guardan
intereses muy diferentes. Algunos de ellos no están convocados en función del
bien común o alrededor de lo que implica el juramento hipocrático.
¿Y
en función de qué están convocados?
Claramente hay muchos intereses en juego en el
campo de la salud, y esto (Pierre) Bourdieu lo define muy bien “no hay acción
sin interés” y el interés no es siempre racional ni persigue el bien común. No
es que hago el juramento hipocrático y ya no soy permeable a otros intereses.
No, hay algunas y algunos trabajadores de la salud que son muy fieles a ese
juramento y otros actores dicen “que buen negocio es esto” y adquieren un
equipamiento sofisticado, o se ponen a falsificar medicamentos y eso también es
una parte del sistema de salud que existe y no se puede negar.
Respecto
al nivel de gasto en salud usted afirma que en Argentina se gasta mucho ¿nos
explica bien esto?
Para el nivel de gasto que tenemos en salud
en Argentina no es posible que sigamos teniendo pacientes con chagas,
tuberculosis, sífilis congénita, paludismo entre otras. O sin ir más lejos, las
profundas desigualdades en las formas de enfermarse y morir de los diferentes
conjuntos sociales, en diferentes territorios provinciales, municipales o
incluso hacia el interior de ellos.
¿Y a
qué se debe esto?
Son las desigualdades, se dan especialmente
en el acceso. Hay gente por ejemplo que accede a cirugías estéticas y por otro
lado hay personas que no pueden comprar medicamentos que tienen un valor
mínimo. Es un campo que, al mirarlo en su totalidad, presenta muchas
desigualdades: en el acceso, en la cobertura, en el tratamiento, en el
ejercicio de los derechos. El tema es que las desigualdades afectan a los más
pobres. El sistema está lleno de inequidades, de subsidios cruzados que son de
solidaridad invertida, es decir el pobre termina financiando al rico. Ahora con
esto tampoco se puede pensar que una ley podría regular la situación. No, eso
es erróneo. El sistema es complejo, hay muchos actores en esto, muchos
intereses económicos y con una ley no alcanzaría.
¿Excede
las categorías que se emplean en la actualidad?
Sí, porque hay una mirada muy medicalizante
de la salud que no tiene nada que ver con los médicos. La salud debería
valorizarse como un bien de la sociedad en su conjunto. La muerte se
comercializó.
¿Cómo?
Y por ejemplo con la aparición de
cementerios privados y servicios para el momento de la muerte. En la actualidad
la muerte se transformó en una mercancía y además perdió la dimensión privada y
familiar que antes tenía.
La
categoría de campo también es muy usada en sus investigaciones ¿a qué se
refiere?
A lo señalado por (Pierre) Bourdieu, que da
cuenta de la existencia de agentes que tienen intereses y en función de esos
intereses se mueven y esa posición genera miradas. Éste concepto es muchísimo
más interesante que el actual sobre el sistema de salud, ya que la división
público, privado, obra social es un artificio técnico que no da cuenta de la
complejidad.
¿Cómo
ve el sistema de salud en el futuro?
A futuro el sistema de salud que tenemos es
infinanciable. Se cae. Excepto que dejemos afuera de la atención a millones de
personas. Si seguimos así vamos hacia un sistema similar al de Estados Unidos
que presenta una exclusión impresionante. Como sociedad deberíamos discutir la
desigualdad existente porque si esto se mantiene habrá una gran cantidad de
gente que va a morir o que vamos a dejar morir. Ese escenario es gravísimo y es
necesario que como sociedad demos este debate, de lo contrario vamos a una
situación de profunda inequidad y exclusión frente a la que los seguros de
salud no son garantía de nada.
*Entrevista publicada en "Viento Sur" la revista de la Universidad Nacional de Lanús, Nº4 diciembre de 2012.